Hace millones de años, las placas tectónicas se enfrentaron y levantaron en altura una zona plana situada en la Cordillera de los Andes, que Chile, Bolivia, Argentina y Perú se comparten: el Altiplano. Es un espacio de 1,500 km2, a una altura de 3300m en promedio; la segunda región habitada más alta del mundo después de Tíbet. Los pulmones respiran con dificultad, el corazón se muscula, algunas personas vomitan al llegar demasiado alto, ¡y otros mastican hojas de coca maravillados por la belleza única de estos lugares! Formando parte de este segundo grupo de personas, fui a perderme en esta gran extensión seca y salada. Con la altitud y el clima subtropical caliente, los desiertos de sal invaden esta región. El Salar de Uyuni rompe con todos los códigos, pero también se esconden en el altiplano algunas maravillas mal conocidas.
En el norte de Chile se encuentra el Desierto de Atacama, el lugar más árido del mundo. El pueblo de San Pedro de Atacama, construido de arena y tierra como una ciudad del planeta Tatooine, es el campamento para cualquier turista que quiera explorar la zona. Lagos flotantes, géiseres, volcanes, lagos con flamencos, salares, desiertos, piedras rojas, piedras negras, ripio, valle del arcoíris, valle de la luna, etc. : son tantos los sitios, que no sabemos a dónde acudir. Para hacer mi elección, me fui por la mañana con la moto, dejando al azar decidir cuáles serían mis visitas del día. Terminé estando en el lago Chaxas. Pensaba quedarme 3 minutos para observar las aves de color rosado jamar el suelo… ¡finalmente quedé pegada al paisaje durante 2 horas, cautivada por la belleza y la apacibilidad de este lugar encantado! Estas aves esbeltas que son los flamencos se movían lentamente y rítmicamente para pescar en el lago que reflejaba un gradiente de color rosado, púrpura y azul que las montañas y los volcanes alrededor proyectaban, en acuerdo con los colores de las plumas. ¡El sol resplandecía el lugar con un color rojo brillante, creando un efecto de filtro « X-Pro »! Y para hipnotizar a sus visitantes, unas elegantes libélulas azuladas estaban volando por todo el sitio. El paraíso de los pájaros de color rosado…
Los salares no sólo son lugares turísticos innecesarios en la economía del país. Saliendo de San Pedro de Atacama por el norte, un camino desértico nos lleva a los salares chilenos, explotados y rentables. Hasta Ollagüe, algunas empresas de sal han instalado grúas, almacenes, rieles y un tren para comerciar su oro blanco. Ollagüe es una ciudad fronteriza vigilada por el volcán humeante de 5865m sobre el nivel del mar. Por el otro lado se encuentra Bolivia.
En Bolivia, empecé a poner mis ruedas sobre un camino de tierra, piedras y arena, huecos, abollado, haciéndome temblar, haciendo caer las bolsas, haciendo aflojar los pernos, haciéndome respirar el polvo que soplaban los camiones… ¡En fin, un camino horrible! ¡200km mas lejos, Uyuni me acogió y me dejo ciega! Una increíble extensión de sal hasta donde alcanza la vista reflejando los rayos del sol por kilómetros inestimables. Inundada por las lluvias torrenciales del mes pasado, la entrada del salar era un real charco. En la moto, cruzar un lago de 30cm sin saber si el fondo es duro o de sal moviendo… era un verdadero desafío. Una vez adentro, fue una experiencia fabulosa rodar al azar en el blanco, hacia el blanco, todo blanco. De repente, llegué a una isla rocosa, de color café y cubierta de cactus, visible por kilómetros a la redonda. Que estaba allí en primer lugar? La sal o los cactus?
Para el atardecer, pasé el pequeño vado en la otra dirección. Y como si el salar tuviera el don de reflexionar todo, me encontré cara a cara con Elise, motoquera, llena de felicidad y en el medio de su viaje por Sudamérica con su Honda Dominator. ¡La excepcionalidad de este encuentro hizo que nos cayéramos en los brazos! Al día siguiente decidimos celebrar su cumpleaños en el desierto con su moto. El objetivo era llegar al volcán que domina el salar, subir y admirar la vista desde la cumbre. Pero nunca hemos puesto un pie en el volcán… La Dominator no apoyó la cantidad de sal húmeda que salpicaba el motor. Afortunadamente para nosotras, la moto quedó en pana cerca de un campamento en el desierto, ocupado por fotógrafos alemanes en medio de una sesión de fotos. Así nos convertimos en modelos para la ocasión. Al amanecer, la combinación de la salida del sol y de la atmósfera flotante del Salar creaba gradientes de colores que nunca había visto con mis propios ojos. Ese momento fue mágico!
En los desiertos de sal, el concepto de distancia es difícil de alcanzar, pero la noción de tiempo está bien presente y nos demuestra que un después siempre nos esta esperando.
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